REFLEXIÓN ESTADO DE ALARMA Y SUJECIONES

REFLEXIÓN ESTADO DE ALARMA Y SUJECIONES

Estamos en una situación excepcional. Una situación que solamente nos hemos imaginado en películas apocalípticas. En Estado de Alarma, con toda la población confinada en sus casas. Cuesta, ¿verdad?
De pronto, ya no puedes ir a trabajar. Lo que en otras circunstancias podrían ser unas vacaciones, ahora es casi una prisión. ¿A que ya se os estaba olvidando que mañana es fiesta, o que el domingo libráis?
Pero es que tampoco puedes salir a airearte. Ni quedar para tomar algo. Ni apenas tocar a las personas que quieres (si tienes la suerte de vivir con ellas y no pasas estos días en soledad).

Intentas mantener una rutina, entretener tu mente, ocupar las horas… Pero, aun siendo consciente de que todo pasará, y de que se hace por nuestro bien… cuesta. Cuesta mucho.
¿Te puedes imaginar por un minuto en la piel de una persona con demencia? Una persona que no entiende todos los cambios que se están produciendo a su alrededor. Que, por más que se los expliquen, no logra asimilarlos o los va a olvidar enseguida. Si a esto le sumamos que sus seres queridos no van a estar físicamente a su lado, esto le va a generar intranquilidad, ansiedad, angustia. Y todo esto se puede manifestar en conductas agresivas, defensivas o de agitación.
¿A qué se suele recurrir tradicionalmente estos casos? Sujeciones. Sujeciones físicas y químicas para paliar las consecuencias de la sujeción institucional que estamos viviendo. ¿No os parece un contrasentido?Atar a una persona no le hace sentir más segura, sino más indefensa y, posiblemente, más confusa, ya que desconoce el motivo. Igualmente, sobremedicar a una persona no le da seguridad, simplemente la anula.
Para conseguir su tranquilidad y su bienestar, tenemos que intentar que estas personas se sientan seguras de verdad. Ante situaciones extraordinarias, no proponemos soluciones extraordinarias, sino sensatas. Algo tan sencillo y a la vez tan complicado como intentar comunicarnos en un idioma que no entiende de barreras: el buen trato y la atención centrada en la persona.
Desde la Fundación Cuidados Dignos nos gustaría agradeceros todo el esfuerzo que estáis haciendo para cambiar y mejorar la forma de cuidar a las personas en vuestros centros. Sabemos que no es fácil, y que a veces podéis sentir que la situación os desborda. En ese caso, no dudéis en pedir ayuda, apoyo, escucha. Queremos ofreceros toda la ayuda que esté en nuestra mano.
Por todo esto, hemos elaborado un decálogo en el que se resumen las actuaciones más importantes que se pueden llevar a cabo para que vuestros residentes vivan esta etapa con la mayor tranquilidad posible, dadas las duras circunstancias actuales. Además, desde la Fundación hemos activado un servicio de asesoramiento sobre sistemas de prevención de COVID-19 en centros de pequeño y mediano tamaño, gestión de casos de trastornos del comportamiento y apoyo psicosocial.
Y recordad algo fundamental: cada persona de vuestro equipo es importante y valiosa para conseguir salir adelante y superar esta situación. ¡La unión hace la fuerza!
Ánimo. ¡Lo vamos a conseguir!

Pincha en la imagen para ver la infografía completa.