UNA ANÉCDOTA:
“Mi abuelo era médico y desde pequeña le admiré. Quizá por eso y hoy en día pienso que también por mi propia forma de ser, siempre, desde que era una niña, quise ser médico. Y lo tuve absolutamente claro con 10 años, cuando decidí que esa sería mi profesión. Pero también era buena deportista, me gustaba el baloncesto y las carreras de fondo y en una ocasión cuando yo tenía 15 años el profesor de gimnasia llamó a mi padre para decirle que yo debía de estudiar Educación Física, que tenía grandes cualidades para ello. Mi padre que era un señor muy serio, calló, escuchó a mi profesor, y una vez que él hubo terminado, levantó la mirada y le dijo: “Seguro. Supongo que a mi hija le iría bien con el baloncesto y las carreras. Pero la niña va a estudiar medicina”. Y ahí acabó mi incursión en el mundo del deporte. De todas formas, ¡nunca he pensado que el mundo se perdiera una estrella deportiva!”