| Como todos sabemos, el envejecimiento es inevitable. Los años pasan y las limitaciones que van surgiendo son evidentes.
Con la edad se producen una serie de cambios como puede ser la pérdida de masa muscular y en su detrimento, el aumento de la masa grasa.
Esto se traduce en una pérdida de autonomía, viéndonos en algunas ocasiones limitados en actividades básicas de la vida diaria como: vestirnos, lavarnos, comer, etc.
Situación que en ocasiones afecta al estado anímico, y que repercute directamente en que una alimentación adecuada pueda verse comprometida.
Otros aspectos, como el aislamiento, la soledad, la pérdida de autonomía o el sedentarismo hacen más frecuentes problemas de depresión y ocasionalmente, al igual que en el caso comentado anteriormente, también pueden llevar a una pérdida de apetito.
Si pensamos en cuidar la salud, deberíamos empezar a ser conscientes de todo aquello que comemos diariamente y priorizarlo frente a cualquier otro asunto, lo que podría ayudar a disminuir la larga lista de medicación de la que son consumidores nuestros mayores.
Una buena nutrición, unida al ejercicio físico, es fundamental para conseguir una mayor calidad de vida.
La dieta debe ser variada y equilibrada, lo que hará que consigamos todos los nutrientes necesarios para un estado nutricional óptimo: Cereales integrales, lácteos, legumbres, frutas, verduras, carne, pescado, huevos, grasas saludables.
Pero debemos tener en cuenta, incluso, la época del año en la que nos encontramos dando prioridad a alimentos frescos y de cercanía, lo que además de cuidar nuestra salud, permite un consumo más respetuoso con el medio ambiente.
A su vez, hay otros alimentos, que por su composición no aportan ningún beneficio a nuestro organismo y que, por tanto, es conveniente evitar o limitar en la medida de lo posible o al menos, como norma general.
Aquí estaríamos hablando, por ejemplo, de:
· los azúcares refinados
· los refrescos, el alcohol
· los dulces
· la bollería
· los alimentos ultraprocesados
· el consumo elevado de sal.
Como acabamos de comentar, hay muchas situaciones en el adulto mayor que afectan a la percepción del apetito como pueden ser las modificaciones en la textura que se producen necesariamente en la dieta, bien por falta de piezas dentarias, por ejemplo, disminución de la saliva o por determinadas patologías que requieren dicha adaptación.
Esto hará especialmente importante no solo cuidar las técnicas culinarias para obtener recetas jugosas y fáciles de masticar y digerir, sino también, procurar cuidar la presentación de los platos haciéndolos atractivos y apetitosos, pues el estímulo visual es fundamental para disfrutar de una ingesta adecuada.
«Un anciano que está comiendo bien está viviendo bien» y como dijo el filósofo y antropólogo alemán Ludwig Feuerbach, «somos lo que comemos«.
Es por ello, que desde Danone Nutricia trabajamos para desarrollar soluciones que den respuesta a las distintas situaciones clínicas y de esta manera contribuir a mantener o recuperar un adecuado estado de nutrición.
Un saludo
Equipo FCD y Equipo NutriAsesores®, Danone Nutricia |
