NewsLetter #38: S💕xo en el atardecer de la vida

Día Internacional de la salud sexual

Tras el paréntesis de agosto, volvemos con los boletines.

¿Sabes que el 4 de septiembre fue el Día Internacional de la salud sexual?

Aprovechamos para tratar de nuevo la vida sexual de los adultos mayores, un tema que sigue plagado de prejuicios.

El primero es que la sexualidad se acaba a una edad determinada y que a partir de entonces los «ancianos y ancianas» solo tienen pueden disfrutar con los recuerdos del pasado.

La realidad es que no hay un límite de edad.

En 2012 The Journal of Sexual Medicine publicó un análisis sobre la sexualidad en la tercera edad en España, entrevistando a 2.000 personas.

Los resultados muestran que el 62,3% de los hombres y el 37,4% de las mujeres tenían prácticas sexuales, incluyendo besos y abrazos, sexo oral, coito vaginal y masturbación.

Lo que es innegable de que no se vive igual que en otras etapas de la vida.

Hay cambios físicos normales que pueden obligar a remodelar las relaciones sexuales.

Cambios hormonales y fisiológicos que pueden provocar, por ejemplo, sequedad vaginal en ellas, mientras que ellos pueden experimentar que su erección no sea tan firme como solía ser.

A estos cambios físicos hay que añadir los problemas de salud, que sí pueden llegar a ser incapacitantes.

También ciertos medicamentos y tratamientos dificultan la normal relación sexual.

Algunos pueden conducir a la disfunción eréctil o dificultar la eyaculación en los hombres.

Otros pueden reducir el deseo sexual en las mujeres o causar sequedad vaginal o dificultad en lograr excitación y orgasmos.

No menos importante es la actitud de los propios protagonistas, que también puede jugar en contra.

A medida que envejecemos, nuestros cuerpos cambian y algunos adultos mayores no se sienten muy cómodos con sus cuerpos envejecidos.

Eso sin contar con que pueden haber interiorizado esa visión asexuada que la cultura tradicional asociaba a esta etapa de la vida.

O haber sido educados en una religión donde el sexo se asociaba exclusivamente a la reproducción en el matrimonio, por lo que se sienten descolocados fuera de estos contextos que pueden haber terminado.

En definitiva, muchas dificultades que obstaculizan pero no impiden las relaciones sexuales-afectivas, salvo los problemas graves de salud.

Aceptar y adaptarse

Cuando se alcanza esta edad, si se quiere seguir disfrutando de esta faceta de la vida, hay que adaptarla a los cambios físicos, de salud y de otro tipo.

Aceptar el propio cuerpo y las limitaciones, y poner el acento en tus capacidades y explorar las muchas maneras de lograr intimidad, solo o con una pareja.

La expresión de la sexualidad puede incluir muchos tipos de contacto íntimo o estimulación.

También es normal y respetable optar por no tener actividad sexual.

No resignarse a la falta de intimidad

Si se es soltero, salir y conocer gente nueva puede ser más fácil más tarde en la vida cuando se está más seguro de sí mismo y de lo que se quiere.

Comunicación con la pareja

Si se está en una relación, pueden descubrir nuevas formas de estar juntos a medida que envejecen.

Es esencial hablar con la pareja o parejas sobre tus necesidades.

Buscar soluciones para las dificultades más comunes.

Muchos de los cambios fisiológicos en estas edades pueden corregirse en gran medida con ayuda médica, así que es oportuno consultar al médico.

Sensibilización social y educación sexual de los adultos mayores.

Lo mejor que podemos hacer desde las organizaciones que nos relacionamos con los adultos mayores es

Contribuir a cambiar los prejuicios sociales que reprimen su libre expresión sexual.

Poner los medios disponibles en entornos institucionales para que puedan vivir en libertad esta faceta de su vida

Desarrollar una educación sexual dirigida a las personas mayores.

Lo cierto es que muchas parejas mayores encuentran mayor satisfacción en su vida sexual que cuando eran más jóvenes.

Ojalá fueran todos y todas.

Un saludo

El equipo de FCD