| Es un hecho incómodo y poco mencionado.
Muchos ancianos sufren malos tratos. Muchos más de lo que una sociedad que se considere avanzada debería tolerar.
El Consejo Económico y Social de Naciones Unidas informa de una presencia de maltrato entre 3% a 10%, mientras que la OMS (2002) las ubica entre 4% a 5%.
Las formas de maltrato son muy variadas. Algunas más obvias y contundentes:
· Maltrato psicológico: insultos y amenazas
· Maltrato físico
· Abuso financiero: estafas, robos…
· Negligencia, es decir, no cubrir las necesidades básicas de alimentación higiene, etc.
· Abuso sexual
· Abandono, desentenderse.
· Vulneración de derechos: respeto, intimidad, dignidad…
Pero además hay otras formas de maltrato más sutiles por estar aceptadas culturalmente.
Se trata de malas prácticas de cuidado que vulneran la dignidad de la persona, pero que se han venido asumiendo como normales e incluso «terapéuticas».
Por ejemplo, las sujeciones físicas o farmacológicas.
Según varios estudios(1,2) España tiene un uso de sujeciones muy superior al resto de los países analizados, con aproximadamente el 40%.
Lejos del 15% en Francia o Italia, o incluso por debajo del 10% como Suiza, Dinamarca, Islandia o Japón.
Y por encima de todos estos abusos, más o menos conscientes, la indiferencia social.
Un silencio cómplice que empieza en los propios afectados, pasando por los profesionales, hasta las familias y el entorno social. No se da importancia, no se denuncia.
Por suerte, el panorama ha cambiado en los últimos años y se están tomando medidas en distintos ámbitos:
Investigación
Desconocemos la dimensión del problema puesto que no disponemos de estudios suficientes, pero se observa un esfuerzo en este sentido.
La OMS y la Red Internacional para la prevención del maltrato hacia las Personas Mayores (INPEA), publicaron el informe «Voces ausentes» que se ha convertido en referente para la puesta en marcha de procesos de investigación-acción en todo el mundo.
Concienciación social
Se está trabajando para revertir la mala imagen de las personas mayores, y hacerles recuperar la dignidad que siempre tuvieron.
Esta educación debe comenzar desde edades tempranas.
El mejor antídoto contra el aislamiento social son las relaciones intergeneracionales y todas las iniciativas en este sentido son muy positivas.
Por ejemplo, los programas de convivencia intergeneracional entre personas de más de 65 años y jóvenes universitarios.
Información sobre sus derechos, de ejercicio de sus derechos
Es preciso que las personas mayores sean conscientes de sus derechos, y tengan los medios para actuar con plena autonomía y defenderse contra los abusos.
En nuestro país, cuentan con el valioso soporte de organismos como la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) o la Confederación Estatal de Mayores Activos (CONFEMAC), dedicados a defender los derechos y la dignidad de las personas mayores.
Además, cada vez hay más instrumentos legales para que puedan ejercer su autonomía como el testamento vital, el poder preventivo, la autotutela,…
Formación de los cuidadores
La formación es clave para la prevención de los maltratos sobre todos los que nacen de:
· El desconocimiento por parte de los profesionales de otras formas de cuidado que no vulneran la dignidad.
Como el modelo Libera-Care de atención centrada en la persona, que hace innecesario el uso de sujeciones, como se viene demostrando desde hace 10 años en la Fundación Cuidados Dignos.
· El desgaste emocional que implica cuidar de forma informal a una persona (normalmente un familiar) puede llevar de forma involuntaria al maltrato.
La formación de estos cuidadores, que son la mayoría de quienes cuidan a las personas mayores en sus domicilios, es esencial para que sepan cómo tratar con dignidad y cómo sobrellevar mejor emocionalmente su propia dedicación para prevenir que lleguen a «quemarse».
En la Fundación estamos trabajando actualmente para lanzar un plan de formación de cuidadores informales. Iremos informando.
Un saludo.
Equipo de FCD |
