| Esta semana se ha celebrado el Día Internacional de la Familia.
A pesar de los cambios en los estilos de vida, la familia sigue siendo el soporte vital básico a todas las edades, y particularmente para las personas con dependencia.
Se estima que el 85% de la población dependiente en España vive en su domicilio o en el de una familiar, recibiendo asistencia de esta, de forma no remunerada.
Para hacernos una idea del alcance, más de 703.000 personas mayores de 80 años solicitaron en 2020 una prestación domiciliaria por dependencia en España.
Aproximadamente el 50% sufren Alzheimer.
Además, se calcula que en España en 2030 habrá casi 600.000 enfermos de demencia, y en 2050, cerca del millón.
Así, miles de familias afrontan el cuidado de una persona mayor con deterioro cognitivo, bien personalmente o contratando cuidadores informales.
Pero la mayoría de ellos no tienen una formación previa sobre los cuidados específicos.
Además, más de la mitad de esos cuidadores acaban sufriendo problemas de salud física o mental derivados, en gran medida, de esta exigente dedicación.
Al enfrentarse a una situación tan compleja sin formación y sin ayuda, es fácil acabar con una sobrecarga emocional que desemboque en ira y resentimiento.
En ocasiones, se puede llegar a transgredir de manera no intencionada los derechos de la persona mayor, su dignidad y su calidad de vida.
Todo apunta a que en el futuro próximo crecerá el número de personas que envejecerán en casa a cargo de cuidadores informales.
En este escenario, formar a los cuidadores es una de las medidas esenciales para mejorar la calidad de vida tanto de unos como de otros.
En la Fundación Cuidados Dignos estamos trabajando en ello.
Equipo FCD
Fuentes: CEAFA, Imserso, Ministerio de Sanidad |
