| La población de edad avanzada es cada vez mayor.
En los últimos 30 años se ha duplicado la población mayor de 65 años y se estima que continúe en aumento.
Por esta razón, el objetivo principal debe ser no solo vivir más, sino vivir mejor; añadir vida a los años.
Hay cambios que son propios del envejecimiento y, por tanto, inevitables. Sin embargo, existen otros aspectos que se pueden prevenir y en los que sí podemos incidir.
Entre los cambios fisiológicos asociados a la edad se encuentra, por ejemplo:
· la pérdida de piezas dentales, así como de audición y visión
· alteración del gusto
· cambios en la fisiología intestinal
· pérdida de autonomía como dificultad para caminar y que se traduce en la necesidad de utilizar bastón, muletas o andador.
Además de todo lo citado, circunstancias como la actual pandemia y las consecuencias asociadas, hacen que este grupo de población sea el más afectado.
Por todo lo comentado anteriormente, cobra especial importancia, incluir aspectos nutricionales dentro de la evaluación realizada a las personas mayores.
Gracias a incorporar la valoración nutricional, podemos intervenir precozmente en aspectos relacionados con el estilo de vida, evitar el deterioro y prevenir la pérdida de funcionalidad, mejorando así la independencia de las personas mayores.
Una dieta equilibrada y completa en todos los nutrientes, tanto en cantidad como en calidad adecuada, serán clave en el mantenimiento de un buen estado nutricional y, por tanto, de salud general.
Es necesario citar la importancia de las proteínas de la dieta, nutrientes que se encuentran mayoritariamente en la carne, pescado, huevos, lácteos y legumbres.
Una correcta ingesta de alimentos ricos en proteínas de buena calidad, previene la pérdida de masa muscular (sarcopenia) o las úlceras por presión, teniendo efectos positivos sobre el sistema cardiovascular, a nivel óseo, el sistema inmunológico y sobre la salud general del anciano, evitando la desnutrición proteica.
No obstante, no hay que olvidar que, en muchos tipos de desnutrición, y en algunas situaciones de estrés, se necesita, además, un aporte extra de energía, y no solo de proteínas.
Conjuntamente, es importante conservar un buen estado de hidratación, lo que significa, beber al menos el equivalente a 6 – 8 vasos de agua diarios.
Con la finalidad de conseguir un adecuado estado de nutrición y de salud general, la valoración nutricional será una herramienta fundamental que nos permitirá realizar una intervención personalizada adaptando la dieta de cada persona a las necesidades individuales (edad, sexo, capacidad funcional, tipo de dieta, etc); sin olvidar aquellas situaciones que puedan suponer un aumento de los requerimientos energéticos o nutricionales concretos.
Esto permite mejorar, como ya hemos comentado, aparición de úlceras, pérdida de masa muscular… y de forma indirecta también disminuir las estancias hospitalarias y reducir el tiempo de recuperación.
En definitiva, la valoración nutricional junto con una temprana y correcta intervención nutricional, nos va a permitir mejorar la calidad de vida de las personas.
En esa línea trabajan desde Danone SN desarrollando productos de nutrición médica específicos para ayudar al mantenimiento de la masa muscular y así favoreciendo una mejora de la funcionalidad, calidad de vida y autonomía el mayor tiempo posible.
Un saludo
Equipo FCD & Danone-Nutricia |
